Llego el otoño, un otoño llovedor. Sin dudas el agua le vino bien a toda la tierra patagonica. En Santa Cecilia la lluvia le sentó como anillo al dedo a la siembre y re siembra.
A contrarreloj trabajábamos con la maquina sembradora por que el pronostico y la alerta de agua estaba latente. Las cien de la higuera fueron sembradas, al igual que algunos cuadros en resiembra.
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